Thursday, June 29, 2017

LUIS MAYO y su Zamora Babel en Galeria Espacio 36





Hay pocas cosas que nos sorprendan ya, tantos estímulos recibimos cada día,  cada minuto, cada instante. No acabamos de sorprendernos por algo que acontece y enseguida ese algo pasa a ocupar un segundo plano en nuestras vidas.

Con Luis Mayo ocurre algo bien distinto y sobre todo para los que somos de esta ciudad de Zamora que tanta inspiración produce en el artista a tenor de la muestra que vemos estos días en la galería de Ángel Almeida.

Luís Mayo juega con el paisaje arquitectónico incorporándole elementos básicos y acierta el artista porque a poco que recordemos, todos nos hemos topado, de pronto, caminando por el campo con objetos que le son ajenos: un somier, el cabecero de una cama, una vieja nevera, un destartalado frigorífico, una mesa a la que le faltan dos patas...

Pasa el tiempo, años tal vez,  y esos objetos van envejeciendo, oxidándose, pudriéndose hasta que se quedan integrados en el paisaje.

Me gustaría indagar en la psique de Luís Mayo para averiguar que le ha llevado a integrar en sus pinturas, por ejemplo, una o varias mesas de diferentes estilos y épocas para encuadrar a la Catedral de Zamora, el Monasterio de Moreruela. Me gustaría saber porqué  la torre de Babel junto a la presa de Ricobayo, sugiriendo, tal vez, aquellas construcciones faraónicas que se realizaron a principios del siglo XX. Atrae adentrarse en la onírica de este artista que ve mucho más lejos de lo aparente y mientras pinta sueña e imagina y aparece un espejo, un violín, un abrecartas...y ¿por qué no? esos objetos los traslada con maestría al cuadro,  para sorprender al espectador, para sorprenderse a sí mismo. No sé porqué he entrelazado sus obras con esas otras obras que la naturaleza junto a esos objetos de desecho que se abandonan, se nos muestran de vez en cuándo.

El artista no deja de lado el color, la luz, para sugerirnos un amanecer, un ocaso, o una tormentosa tarde.

Luís Mayo, nacido en Madrid en 1964, Profesor titular de la Facultad de Bellas Artes, Universidad Complutense de Madrid, Vicedecano de la Facultad, Doctor en Dibujo por la Universidad Complutense de Madrid y Miembro del Comité Científico de las Edades del Hombre.
Son innumerables sus exposiciones, tanto individuales. Como son innumerables los premios y distinciones.

Espacio 36 Ángel Almeida
Galería de Arte
Hasta mañana, 30 de junio


Monday, June 26, 2017

MADAMA BUTTERFLY EN EL TEATRO REAL DE MADRID






Todas las obras operísticas requieren un pequeño repaso por la vida del compositor. Por eso, esta obra maestra de Puccini, Madama Butterfly, merece que nos detengamos, brevemente, en la vida de este hombre atribulado que nos dejó tan importantes óperas.

Podría decirse que Giacomo Puccini no fue un hombre feliz. Su excesiva sensibilidad chocaba con personas vacías y frías. Él veía más allá de lo aparente porque tenía un alma exquisita, circunstancia que quienes le rodeaban no lo veían, ni siquiera lo intuían, por tanto se le consideraba un hombre raro e incomprensible para los demás. Se afanaba en buscar la felicidad que él sabía existía.

Puccini, aunque fue mujeriego en su juventud,  fue fiel a sus principios, a su esposa, aunque a veces tuvo motivos para dejar de serlo. El hecho de ser italiano le obligaba a la fidelidad. Fue un hombre bueno. Estaba arraigado en él, el deber al hogar y a  las tradiciones, por eso tenía horror al escándalo. Puccini no fue un hombre feliz. Le faltó valentía para hacer otra vida fuera del hogar en un momento en el que lo deseaba vivamente. Los prejuicios jugaron un papel muy importante en su vida. No quiso romper los lazos que lo ataban a su matrimonio pese a que ya estaba roto. El que su mujer no supiera ver todo el arte y la luz  que irradiaban en él le entristecía. Buscaba un ideal y fracasó. Murió triste y sin encontrar aquello que tanto anheló en vida. Su música, pese a todo lo que pueda parecer, no se lo dio todo. Su esposa lo comprendió cuando ya no lo tuvo con ella viendo su obra inacabada en una representación teatral. Y escuchando con los ojos cerrados, ya sola, supo ver cuánta belleza escondía en cada una de aquellas notas musicales. Muchas lágrimas silenciosas rodaron por sus mejillas presenciando aquella obra y cuantos remordimientos al comprender que no dio nada a su marido cuando él dio tanto. Quizás fuera el único homenaje que rindió a su marido.


Todas las heroínas de sus obras son como él mismo: inseguras, vulnerables, sufren de soledad y melancolía y enferman de amor. Basta echar un vistazo a sus personajes femeninos. Sus grandes mujeres son personajes inolvidables, muy frágiles, pero nunca sumisas.

Llega en estos días Madama Butterfly al Teatro Real de Madrid, una de las obras más conocidas del compositor italiano y una de las más demandadas por el público además de ser una de las favoritas del propio autor.

Una apasionante historia de  amor entre una japonesa y un teniente de la armada norteamericana para mezclar costumbres y ritos, casi siempre mal vistos por la estricta sociedad japonesa. La historia se desarrolla en Nagasaki, pero pronto el teniente tiene que partir dejando a Butterfly sola con su doncella Suzuki. Pasan tres largos años antes de que la joven esposa sepa del regreso de su marido. Su felicidad es infinita, engalana la casa y se viste con su traje nupcial. Todo está preparado para mostrar a su esposo el hijo que han concebido, pero cuando llega, su tristeza no tiene fin. Su esposo se ha casado con una norteamericana y regresa para llevarse al hijo de ambos.

Butterfly ya no encuentra motivo para seguir viviendo y se quita la vida en medio de una música que lo invade todo.

Madama Butterfly, cumple 110 años desde que se estrenó en Madrid y podrá verse de forma gratuita en numerosos auditorios y centros culturales de toda España. Serán dieciséis funciones de esta obra maestra desde el 27 de junio hasta el 21 de julio y con ésta se cierra la temporada 2016-2017 del Teatro Real.

Paralela al este estreno, el Museo Thyssen-Bornemisza ha preparado la exposición denominada Madama Butterfly y la atracción por Japón, con acceso libre a la sala

Fechas de representación: 27,28,30 de junio, 1,3,4,6,7,9,12,13,15,16,19,20,21 julio.
Ficha artística:
Director Musical: Marco Armillato
Director de escena: Mario Ga
Escenógrafo: Ezio Frigerio
Figurinista: Franca Squarcipiano
Iluminador: Vinicio Cheli
Director del coro: André Máspero

Tragedia japonesa en tres actos
Libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Iliaca



Sunday, June 04, 2017

ANTONIO DE ÁVILA "Dos técnicas, un pintor..."






Hay ojos que miran de soslayo, dejándose llevar por la inercia del movimiento porque las cosas fluyen, como la vida fluye, como todo fluye.

Antonio de Ávila debe mirar extasiado y acariciar con sus ojos como si los dedos fueran insuficientes para captar el objeto hasta hacerlo suyo. Son sus  dedos y son sus ojos los que resuelven este prodigio pictórico convertido, esta vez, en un jardín “vertical”, un jardín sobre lienzo. Así contemplamos estas obras llenas de belleza y precisión. Belleza que se desparrama en motivos florales donde compiten en color el rojo, el rosa, el amarillo, el verde frondoso de las hojas que las cobija. Precisión porque vemos su obra en tres dimensiones: las flores emergen de la tela como emergen de la tierra, en silencio, sin estridencia, para colmarnos de gozo. Incluso podríamos pincharnos si no estuvieran protegidas por la transparencia del metacrilato. Una  maravilla  pictórica que el espectador hace suya de inmediato para  establecer un vínculo indestructible con el artista.

Existe gran delicadez, incluso cierta femineidad en la obra del maestro Antonio de Ávila que hace de cuanto lleva al lienzo, objetos  para admirar, para proteger, para acariciar; como se acaricia la piel de un niño o el nacarado cuello de una joven. Así  el espectador se introduce en el interior del artista porque éste ya se ha introducido en nuestro interior.

Las hojas rodean a las flores y las abrazan, mientras éstas se elevan, se desplazan a izquierda o a derecha, a su gusto, a gusto de la habilidad del pincel que danza al albur de la voluntad del artista tras largas horas, imaginamos, de observación contemplando su crecimiento.

Esta muestra es como un juego de luces y de espejos donde se refleja la vida en la mirada y en el recuerdo. Una muestra que invita a evocar paisajes y situaciones de infancia, juegos de niños allá, cada uno en su lugar. El artista hace un guiño a los zamoranos y nos enfrenta con las aguas del Duero: el perfil de la cúpula y la torre de la Catedral, los edificios colindantes....los troncos rebeldes, quebrados, en primer plano mientras el reflejo del agua se cimbrea en  nuestros ojos.

Sus obras se encuentran en numerosos centros repartidos por toda España y sus premios y distinciones, innumerables.

Bellísima muestra de depurada técnica, de gran profesionalidad pictórica.

Vayan a verla. La primavera entrará en sus ojos.




Del 26 de mayo al 10 de junio
Galería Espacio36 ZAMORA
www.espacio36.net