MATADERO LEDESMA
No hay que recurrir a la imaginación. Al acceder al interior de este antiguo matadero ubicado en los barrios bajos de la capital, de calles estrechas, por las que dejaron su impronta árabes y judíos con sus antiguos oficios, se percibe todavía un rancio olor a sangre seca, a humedad. Casi se oye el ruido de los cuerpos de los animales chocando unos contra otros al ser colgados, el metal de los ganchos, el chillido estridente del gorrino....¡hum...! casi casi, se masca la tragedia, se sobrecoge el alma, se penetra en el pasado mundo infantil de miedos atroces, de cruces ferruginosas, de demonios que esperaban con tridente en ristre para ser clavado a los niños malos al llegar al fuego abrasador del infierno....
La idea de estos artistas, unidos para desmitificar tanta parafernalia "catolicaapostolicarománica" es provocar, simplemente, provocar un poco la mente de la sociedad zamorana de misa los domingos y fiestas de guardar, de partidita de cartas entre cotilleos y cafés, de paseo diario por Santa Clara para ver y ser visto....ay ay ay...cuánto icono con olor a rancio, cuánta sordera, cuántas miradas cegadas por un sol que dejó de deslumbrar en la Edad Media.
En fin. Vayan a ver este rosario de mayo y cueten, una a una, por avesmarías, los pecados del mundo y los propios. Recen y arrepiéntanse, si quieren. Todavía falta un año para Semana Santa.
Mucho, mucho tendría que decir el Duero si le tiraran de la lengua.
En esta sala de despiece, se carcajea uno de la muerte, se toma el pecado por montera, se bailan sevillanas, si apetece, sobre la pista de una gran losa funeraria y se ríe uno del mundo. Falta nos hace.
Y aquí no pasa nada. Oiga.