Saturday, June 30, 2018

FESTIVAL FLAMENCO EN ZAMORA EN SU EDICIÓN XLVIII

El incomparable marco de la Catedral de Zamora fue testigo la noche del 29 de junio, del ya legendario festival de flamenco que se viene celebrando desde hace 48 años haciendo de este festival uno de los más añejos y prestigiosos de España. Las históricas piedras de la Catedral y las columnas que encuadran la plaza lucían para la ocasión vistosos colores que iban cambiando de tonalidad con armoniosa secuencia mientras sonaban como música de fondo palmas y guitarras. Así, poco a poco, fue llenándose el recinto hasta completar el aforo. Un hermoso marco para un espectáculo de lujo que va a entusiasmar al muy entendido público zamorano. Presentó el acto Celedonio Pérez, que hizo un discurso poético y culto sin escatimar el lenguaje preciso que requiere el flamenco para que expertos y profanos sientan la verdadera esencia del flamenco porque no hay que olvidar que al flamenco no hay que entenderlo sino sentirlo. Es de agradecer a la Peña Flamenca Amigos del Cante de Zamora, al Ayuntamiento y a la Caja Rural la apuesta por este festival que hace historia en esta ciudad y que los zamoranos lo secundan y valoran. En esta ocasión, el numeroso público pudo disfrutar de un flamenco clásico, de lujo, aunque algunos de los cantaores rondaran la treintena. Mucho arte de cuna, mucha fiesta familiar, mucho tablao y muchas tablas y, por supuesto, mucho aprendizaje de tantos genios como precedieron a este elenco de jóvenes flamencos, de raza. Los protagonistas: al cante, Antonio Reyes, Jesús Méndez y Ricardo Fernández del Moral. Al toque: Diego Amaya, El Perla y Miguel Salado. Elegancia, estilo, melenas al viento y gracia, mucha gracia la de estos artistas que les avala ese destino único y exclusivo que es el haber nacido de Despeñaperros “pabajo”. Todo un honor. Fandangos, bulerías, seguidiyas y todo lo que se desea escuchar sonó en una noche que amenazaba lluvia, pero que se comportó y los cientos de personas que llenaban la plaza pudieron atender, relajados, tan noble espectáculo. El descanso sirvió para departir, para compartir bocado con amigos, con conocidos. Todo sirve en estos encuentros de las fiestas de San Pedro en Zamora que nos envuelve la ciudad con sabores de barro cocido, con aromas de ajos venidos de toda España, con sabor a toros; algunos enlazaron la corrida con el flamenco y así fue transcurriendo la noche hasta que le tocó el turno a Pastora Galván, una centella entre volantes, unos brazos que se alzan al aire y parece que quieran abrazar las estrellas. Unas manos que se convierten en alas de paloma agitándose con frenesí. Pero sigamos con la mirada y recorramos el cuerpo de Pastora. Su figura se convierte en ola de playa cuando rompe con la arena y sus pies, saltan y se desplazan por el escenario mientra el taconeo, atronador, se confunde con el sonido de guitarras y palmas. Una noche memorable, un año más, el éxito del festival flamenco se consolida y arraiga en esta ciudad sobria y austera pero con el alma a flor de piel. Ahora sólo resta esperar la edición número 49. Y mientras tanto, el flamenco se cuela por localidades como Villaralbo, Morales del Vino, Toro o Benavente entre otras, que también se han contagiado de un arte que es universal. .

Tuesday, June 26, 2018

"Lucia de Lammermoor" en el Teatro Real








El amor imposible, las rivalidades familiares, el matrimonio forzado, el suicidio. Todo tiene cabida en esta ópera, Lucía de Lammermoor, considerada una obra maestra. La acción transcurre en Escocia a finales del siglo XVI donde acontece un crescendo dramático de difícil control. Los protagonistas son hombres guerreros, violentos; una violencia que sirve para destrozar a Lucía, una frágil mujer, aunque apasionada, que va cambiando de estado de ánimo a medida que cambian los acontecimientos. El músico de Bérgamo escribió Lucía tras haber escrito más de 40 óperas, por lo que ya se le auguraba un gran éxito, aunque también el libretista Salvatore Cammarano, quien supo extraer lo esencial de la novela de Lucía de Lammermoor, tuvo que ver en su clamoroso éxito. La ópera prescinde de algunos personajes presentes en la novela de Walter Scott, como Bolderstone, el excéntrico siervo de los Ravlnswood, que fue suprimido para evitar cualquier connotación cómica. Hay un papel fundamental aunque se trate de un personaje ya desaparecido, que es la madre de Lucía quien trivializa sobre el amor que su hija siente por Edgardo lo que la llevará a un final dramático. También está borrado de la ópera Lord Ashton. Lucía de Lammermoor, considerada como la más alta expresión del teatro romántico italiano se estrenó en San Carlos di Napoles. Podríamos decir que las historia se repiten y los personajes caminan paralelos, unos junto a otros. En la novela Madame Bovary, de Flaubert, Enma es otra Lucía hundida en la desesperación por desamor. Precisamente, tras asistir a la representación de Lucía, Flaubert escribió: "Se quedó sola y se escuchó entonces el sonido de una flauta emitiendo una especie de murmullo como de fuente o de gorgeos de pájaro. Lucía, con ademán decidido, atacó su cavatina en sol mayor, quejándose de amores, pidiendo al cielo que le diera alas" Decíamos que estábamos en Escocia a finales del XVI y tenemos a un Enrico Ashton enfurecido porque su hermana Lucía quiere contraer matrimonio con Lor Buchland, pero ésta se encuentra a escondidas con su gran enemigo, Edgardo de Ravenswood. Estos se juran amor eterno y sellan este pacto con un intercambio de anillos. Pero como en todos los dramas amorosos y que nos recuerdan a Romeo y Julieta o a los personajes de la Celestina, a la inocente Lucía le hacen creer que su enamorado Edgardo ha contraído matrimonio con otra mujer y así engañada, presa de la desesperación, animada por su hermano se compromete con Arturo. Y la tragedia está servida. Al enterarse de que su amada se ha casado con otro acusa a Lucía de traidora e infiel y arroja lejos su anillo de compromiso. Las falsas noticias corren como la pólvora diciendo que Lucía ha asesinado a su marido. Pero ésta, imaginando su boda con Edgardo, cae inerte. Al enterarse Edgardo de la traición de la que han sido objeto y de la muerte de Lucía se suicida. Lucía y Edgardo , soprano y tenor, ella toda fragilidad, él con su desesperado heroísmo, condenado al fracaso, son el prototipo de pareja del género operístico. Música de Gaetano Donizetti Libreto de Salvatore Cammarano, basado en la novera The Bride of Lammermoor de Walter Scot.