ADRINA LECOUVREUR, nueva ópera en el Teatro Real de Madrid
Adriana Lecouvreur fue amante de Voltaire, asesinada por oler un inocente ramito de violetas. Fue una gran actriz y cantante de ópera, bella y deseada aunque ella sólo amaba a Maurizio, conde de Sajonia. Una historia real que aconteció en Francia en el siglo XVIII, una época en la que los salones de palacios y teatros se llenaban de lujo y glamour para sus moradores. Precisamente esta ópea concita todos los elementos que el público asíduo a la ópera estaban echando en falta desde hace algunos años. El Teatro Real, ha apostado muy fuerte esta temporada estrenando Adriana Lecouvreur, de Francesco Cilea, cuyo libreto de Arturo Colautti, está basado en la obra de teatro homónima de Eugène Scribe y Ernest Legouvê. Se estrenó en el Teatro Lírico de Milán el 6 de noviembre de 1902. La ópera consta de cuatro actos y tiene una duración de tres horas y diez minutos. Argumento: Nos encontramos en Paris en 1730 y Michonnet, y su compañía, preparan la función para la Comedia Francesa en la que se enfrentarán Adriana y Mademoiselle Duclos. Allí se encuentran también el Príncipe de Bouillon y el abate Chazeuil. Cuando se quedan solos Michonnet declara su amor a Adriana pero ella está enamorada de Maurizio y ha quedado con él al terminar la función. Ésta le ofrece un ramito de violetas en prueba de su amor. Por razones políticas, el conde se hace pasar por un vasallo al servicio del conde. La princesa de Bouillon y Maurizio tienen una relación y ya tenemos el triángulo amoroso por el que se desencadenarán todos los hechos. Los cuatro actos en los que se desarrolla la representación nos van desgranando paso a paso, los momentos de la historia que acabará en tragedia. Se encuentran la princesa de Bouillón y Maurizio, ella sospecha al ver las violetas, pero él se las entrega como regalo para evitar suspicacias. Maurizio le confiesa que ya no la ama, aunque le está muy agradecido pues medió por él ante la reina de Francia. En esos momentos entran en escena el príncipe y el abate, ella corre a esconderse y en esos momentos aparece Adriana quien descubre la identidad de Maurizio. Las mujeres no se reconocen pero sí se dan cuenta de que aman al mismo hombre. Entonces la princesa huye y en la huida pierde un brazalete. Michonnet lo recoge y se lo entrega a Adriana. Más adelante en la casa de la princesa de Bouillón, ella se pregunta quién será su rival. El príncipe, aficionado a la química, está analizando un veneno. Llegan, como invitados a la fiesta, Michonet y Adriana y la sospecha de la princesa se hace realidad cuando oye decir que Maurizio ha sido herido y Adriana palidece y está a punto de desmayarse aunque se recupera inmediatamente al aparecer Maurizio en escena. Los celos de la princesa ante esa reacción la convierten en una peligrosa rival. Adriana recita unos versos de Fedra, de Racine que ataca directamente al deshonor de la princesa, así lo entiende ella y se venga. Adriana que ha descubierto ya la relación de Maurizio con la princesa, angustiada, se retira de la escena entrando en una profunda depresión. Sus amigos la animan para que vuelva y le hacen regalos. Alguien le entrega una cajita cuyo interior contiene un ajado ramo de violetas. Ella lo interpreta como que Maurizio las rechaza y se las devuelve. Las acerca a su nariz y aspira su aroma. En esos momentos entra Maurizio llamándola; ella, al oír su nombre en labios de Maurizio se recupera y le embarga de nuevo la ilusión, pero cuando por fin se abrazan, Adriana expira y muere. Las violetas envenenadas cumplieron su cometido. Una historia trágica, llena de glamour, en la que el amor, los celos, la venganza y las intrigas políticas convierten el escenario del Teatro Real en un deseado y esperado lujo.
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