Friday, March 08, 2024

LA PASAJERA, NUEVA ÓPERA EN EL TEATRO REAL DE MADRID

La Pasajera,de Mieczyslaw Weinberg, es una obra basada en la novela homónima de la polaca Zofia Posmysz en la que narra las vicisitudes por las que tuvo que pasar en el campo de concentración de Auschwitz. Por las conflictivas relaciones con una supervisora de las SS, Lisa fue trasladada al pabellón de la muerte y nunca más se supo de ella. Precisamente, La Pasajera trata del encuentro de ambas mujeres navegando en un trasatlántico con destino a Brasil donde las dos vuelven a encontrarse. Lisa, miembro de las SS, cree reconocer a su prisionera Marta en aquel barco aunque ella cree que murió en el campo. A partir de ese momento la vida de Lisa observa un giro de ciento ochenta grados. Su marido, diplomático, no sabía nada del pasado de su mujer y al enterarse, pues ella se ve obligada a confesarle su oscuro pasado, su matrimonio empieza a hacer aguas. Él teme por su porvenir como diplomático y afloran los sentimientos de egoísmo donde se pone en evidencia el amor. Y con estos antecedentes La Pasajera lleva al Teatro Real una de las producciones más bellas y potentes de los últimos tiempos. La puesta en escena es un barco donde sus pasajeros disfrutan de la brisa del mar en cubierta. Visten todos de blanco. Las barandillas de cubierta también son blancas. Todo es pureza y limpieza. La música, que ha comenzado incluso antes de levantarse el telón recuerda a esos salmos monocordes de Semana Santa cuando se anuncia la muerte y crucifixión de Jesús. La música que estamos oyendo nos advierte de que algo va a suceder, está sucediendo y ha sucedido, porque aunque los años han pasado, la fuerza de la historia está ahí, muy presente en el recuerdo. Los campos de concentración alemanes y, sobre todo, el de Auschwitz nos hace estremecer y está presente en la memoria de Europa. El momento actual, muy delicado, nos muestra ese otro holocausto como el que ocurre con Palestina. Es muy posible que algunos piensen que hay ahí un fondo de venganza: los judíos fueron masacrados y ahora son los descendientes de aquellos los que masacran también. No, no es así. Los inocentes fueron los de Auschwitz e inocentes son los de Palestina. Los culpables son los de siempre; los gobernantes y los que detentan el Poder. Hombres que consiguen convertirse en líderes infames que anulan la voluntad del pueblo. Actúan con astucia y a la larga consiguen sus objetivos. Hitler convenció a todo el pueblo alemán de que había que erradicar a los judíos porque era la escoria de la sociedad. Hoy, el lider israelí actúa con la misma astucia para convencer a sus seguidores de que los palestinos son la escoria. Estos líderes llevan grabado en su ADN aquello que decía Hobbes: el hombre es un lobo para el hombre Esta producción, La Pasajera, nos estremece y se introduce en nuestro interior bloqueando nuestros sentimientos. El espectador se siente cohibido hasta tal punto que escatima los aplausos, no por no merecidos, sino porque siente que no puede romper esa tensión que se crea en el escenario. Todos los elementos que conforman una ópera se han confabulado para que todo resulte perfecto. Hay que destacar las voces de los cantantes, sus movimientos, el juego de luces y sombras, el contraste de un barco navegando por el océano donde lo envuelve la luz y el azul del cielo, con el tenebrismo de un campo de concentración de noche, donde todo es llanto y dolor, donde todo es tiniebla y humo. Perfecta la simbiosis entre un ambiente y otro. Y la música sigue con el mismo tono trágido a lo largo de la representación. Hay unos minutos de relax, íntimo, cuando se produce el baile en cubierta.Hay una especie de respiro y el espectador suspira. Todos siguen vestidos de blanco, las mujeres rubias, como exigía el Fuhrer para conseguir la más pura raza ari: rubios y blancos. Un vestuario elegante y vaporoso. Todos bailan y todos disfrutan mientras a Lisa la envuelven los recuerdos, los remordimientos, la dimensión de una tragedia contra el pueblo judío de la que ella fue partícipe. La ópera consta de dos actos, con una duración de tres hora y cinco minutos. Ficha artística: Dirección musical Mirga Grazinyte-Tyla Dirección de escena: Davil Pountney Escenografía: Hohan Engels Vestuario: Marie-Jeanne Lecca Iluminación: Fabrice Kebour Dirección del Coro: José Luis Blanco Coro y Orquesta titulares del Teatro Real Fechas: 1,4,7,10,13,18,20,24 de Marzo de 2024

Tuesday, November 14, 2023

ORLANDO, nueva ópera en el Teatro Real de Madrid

Se representa Orlando, de George Friedrich Händdel, ópera barroca basada en el libreto anónimo adaptado de L´Orlando, ovvaro la gelosa pazzia”, de Carlo Sigismondo Capece, basada a su vez en la obra de Ludovico Ariosto, Orlando Furioso. Como afirma Joan Matabosch, director artístico del T.Real en sus atinados juicios: “Ojalá amar fuera una decisión y no un destino” Orlando es un gran soldado del ejército de Carlomagno que se enamora perdidamente de la princesa pagana Angélica, quien a su vez está enamorada de otro hombre, Medoro. Orlando no acepta el desplante y esto lo hace enloquecer. Está a punto de causar una auténtica carnicería, pero gracias al mago Zoroastro desiste de tamaña idea. En la historia que vemos nos imaginamos una puesta en escena, en la que veríamos ricos salones con lacayos uniformados al servicio de príncipes y princesas; nos imaginamos también un paraje bucólico, boscoso, por donde galopan jinetes a caballo; y castillos sobre inverosímiles cimas. Pero nada de esto va a ocurrir en este Orlando de Sigismondo Capece. Sin embargo, encontraremos a un mago, Zoroastro, que contempla las estrellas y viste un abrigo negro y sombrero. Se abre el telón y la realidad nos aparta de toda elucubración Orlando duda entre la pasión y el amor, o alcanzar la gloria por medio de la guerra. En toda ópera que se precie no pueden faltar los amores cruzados, siempre habrá dos enamorados de una tercera persona con las consecuentes intrigas y luchas para conseguirla. Zoroastro está al corriente de todo y manipula las partes. Un edificio en el centro del escenario, giratorio, con sus correspondientes fachadas nos llevan muy lejos de lo que habíamos imaginado. La estructura, de dos plantas, nos muestra un lateral exterior con escaleras al que se ha decorado con diferentes motivos florales para hacernos la ilusión de un jardín vertical. Otra parte del decorado nos muestra un garaje donde hay un solo coche al que se acercan los protagonistas con su equipaje. Alguien friega y barre sin prestar atención a lo que ocurre. Vemos un gran letrero donde se lee que está prohibido fumar. Y mientras el espectador se hipnotiza con el escenario va sucediéndose la trama de Orlando acariciada por la música de Händel que no deja de complacer y extasiar nuestro oído. Las voces de Orlando (Gabriel Díaz) y Francesca Lombardi Mazzulli (Angélica), magníficas, se acoplan en todo momento a la orquesta. Gira la estructura de nuevo y vemos una caravana donde una joven vende bebidas y bocadillos; una parada de autobús con su pérgola para la lluvia, y un banco. Hasta una papelera al lado. He acudido al Teatro Real sin haber leído una sola crítica sobre la ópera, libre de cualquier influencia y me he encontrado con un verdadero espectáculo en todos los sentidos, desde el comienzo hasta el final. Tres horas y cuarto que pasaron inadvertidas tal fue la conexión de los actores y la música con los espectadores. La música supuso para nuestros oídos, no solo un placer, sino también la de recibir una invasión de sentimientos difíciles de definir. Eso que dicen algunos compositores sobre la música, que no hace falta entenderla sino sentirla. Y sucedió. Podríamos decir, sobre todo para los que critican, o no gustan demasiado las modernas puestas en escena, que este Orlando y lo que sucede sobre las tablas, ha sido un acierto. Fuera de contexto, sí, pero como si hubiéramos presenciado dos óperas diferentes aun siendo la misma; una para la vista, otra para el oído. Han sido siete representaciones, la última el día 12 de noviembre. Orquesta titular de Teatro Real.

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Wednesday, October 04, 2023

TEATRO REAL: MEDEA, de Luigi Cherubini

El Teatro Real inició su temporada operística con Medea, de Luigi Cherubini. (Florencia 1760 - París 1842) El libreto es de Francois-Benoit Hoffmann, inspirado en la tragedia homónima de Séneca. Se estrenó el 13 de marzo de 1797 en Paris, en el Teatro Feydeau. Medea, está basada en la tragedia de Euripides y esta ópera inspiró a su vez otras óperas con el mismo título. La Medea de Luigi Cherubini está poseída por los celos porque Jason, su marido la ha repudiado y ella, ciega de rabia, odio y celos se venga de su marido asesinando a sus propios hijos. Una historia turbia que nos hace recordar otras, muy recientes, que llenaron horas y meses para hablarnos de violencia vicaria. Un término que en la época que se escribió Medea no se conocía. Lo cierto es que la historia deja un muy mal sabor de boca en el espectador que, desde el inicio de la representación tiene que acostumbrarse a esa violencia incomprensible. Digamos que se levanta el telón y aparecen los niños con sus juegos. Irrumpe la madre en escena y los asesina. Este es el primero de los asesinatos que veremos pues, la escena se irá repitiendo a través de las ensoñaciones que sufre la propia Medea. Medea es perversa y mala; es hechicera y vengativa. En Medea se reúnen todos los grandes defectos que puede albergar el ser humano, pero, en ella, siendo mujer, esa condición de maldad se multiplica hasta el infinito. Y es que la historia, a través de los siglos, nos dice que una mujer debe ser toda ella útero, dispuesta a cobijar y proteger al que viene al mundo. Una mujer debe ser protectora y confortable, alguien que busca la armonía y la paz para llenarse de amor, un AMOR con mayúsculas para hacer del mundo un lugar vivible y pacífico. Ningún ser humano debería ser privado del amor de su madre cuando nace y durante los primeros años de vida. Ese amor será fundamental para hacer de ese ser humano un hombre sano y cabal, un hombre preparado para hacer el bien. Y aquí Medea rompe todas las reglas de las relaciones madres/hijos, porque ésta ha priorizado el amor desmedido (y enfermizo) que profesa a Jason, en detrimento del de sus propios hijos. Algo irreal que no se entiende y que se escapa a toda lógica, porque una madre, por salvar a sus hijos, sería capaz de matar a quienes atenten contra la vida de éstos. Estamos por tanto ante una mujer que ha asumido el rol del hombre maltratador y asesino, de esos que abundan tanto hoy, por desgracia, y se ha despojado de empatía, ternura, sensibilidad y todas esas virtudes que, por naturaleza, adornan a la mujer. Medea, por tanto, es rechazada por la sociedad, es rechazada por cualquier público en cualquier época y lugar. La puesta en escena, fría y metálica, se resuelve con un gran ascensor por donde suben y bajan los protagonistas. Algunos suben a lo más alto, mientras los otros descienden a los infiernos. Aparecen hábiles acróbatas en el escenario haciendo piruetas, dando inverosímiles vueltas sobre sí mismos. El espectador, en un principio, mostrará su asombro, pero llegará a comprender los guiños del arte y de la simbología que encierra. La ópera consta de tres actos: El primero se desarrolla en Corinto. Hay preparativos de boda entre Jason y Dirce, hija del rey Creonte. Pero ésta, sabedora de la maldad de Medea habla con sus amigas y teme por su futuro. Aparecen los argonautas y ofrecen el Vellocino de oro como regalo de bodas. Comienza la tragedia y Medea amenaza con vengarse. El segundo acto vemos cómo los niños han sido apartados por mandato de Jason, pero Medea ya ha gestado lo que va a ser su venganza: matará a Dirce y a Creonte. A lo lejos comienza el rito del casamiento de Dirce y Jason, mientras Medea, oculta para no ser vista, presencia la escena llena de odio y deseos de venganza. El acto tercero presenta a una Medea enloquecida sufriendo enormes pesadillas donde intenta asesinar a sus hijos sin éxito. Les pide a los dioses que le den fuerzas para llevar a cabo el asesinato. Lo conseguirá utilizando la mayor de las violencias. Medea hace uso de todo su poder. Corinto arde bajo un fuego abrasador y Medea vuela llevándose los cadáveres de sus hijos. Medea se representó desde el día 19 de septiembre hasta el 4 de octubre. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Dirección musical: Ivor Bolton Dirección de escena: Paco Azorin Dirección del coro: José Luís Basso Los Reyes presidieron la inauguración de la temporada 2023-2024

Sunday, April 16, 2023

Nixon en China, nueva ópera del Teatro Real

Peter Sellars tuvo la genial idea de convertir en ópera aquella visita que realizó el presidente norteamericano Nixon a China. Una idea descabellada, a priori, aunque esa visita, que duró una semana, cambiaría el mundo. La visita del presidente Nixon a Mao se desarrolló como si se tratara de una representación teatral donde la diplomacia sería la verdadera protagonista. Nixon, a sabiendas de la tensión existente entre la URSS y CHINA quiso sacar partido de ese encuentro. Pero cuatro meses después de esa reunión entre ambos mandatarios, unos ladrones irrumpieron en las oficinas del Comité Nacional Demócrata en el complejo Watergate de Whasingthon con el resultado que todos conocemos. Con estos datos vamos a enfrentarnos a una interesantísima ópera americana contemporánea. Así se lo explicó Peter Sellars al músico John Adams para convencerlo de que compusiera esta ópera. El tema es apasionante como lo fue aquel encuentro entre Nixon y Mao que propició el derrumbamiento de un muro invisible que estaba en el imaginario colectivo y que se extendía por casi todo el planeta. La trama fue más que inspiradora para que Adams y la poeta Alice Goodman construyeran un drama lírico para representarse en tres horas. Juegan un papel importante en esta ópera las dos damas, esposas de ambos dirigentes. Pat Nixon, esposa del presidente norteamericano, representó a la perfección y, siempre con una amable sonrisa, el suyo, cumpliendo a rajatabla el amplio programa que había sido diseñado para ella. Jiang Qing, por su parte, esposa de Mao, una principiante de actriz acaba apuntándose al partido de su marido para acompañrle en su carrera hasta el poder, consiguiendo ser el cerebro y la fuerza que han llevado esta experiencia a la Revolución Cultural.Estas dos mujeres han sido examinadas con minuciosidad por John Adams consiguiendo ir más allá de lo que muestran sus personajes públicos. Nixon en China se vio por primera vez en 1987 en la Houston Grand Ópera, obteniendo críticas muy dispares. El estreno mundial tuvo lugar en el Festival Internacional de Edimburgo un año después. En el año 2000 llegaría a la English National Ópera y en 2011 recalaría en Nueva York. En resumen, Nixon en China se ha convertido en una obra universal que le confiere la categoría de acontecimiento musical y teatral en España donde se verá por primera vez en el Teatro Real de Madrid. ÓPÈRA en tres actos Música de John Adams Libreto de Alice Goodman Orquesta y Coros del Teatro Real Se representará los días 17,21,24,28 y 30 de abril y el 2 de mayo.

Saturday, February 25, 2023

Achille in Sciro, nueva ópera en el Teatro Real de Madrid

El 17 de marzo de 2020 estaba previsto que el Teatro Real llevara a su escenario “Achille in Sciro”, pero la inesperada pandemia del COVID19 impidió su representación. Tres años después, el Teatro Real celebra la normalidad y se dispone a estrenar la ópera en el reinado de Felipe VI, aunque esta misma obra vio la luz en tiempos de Felipe V, allá por el año 1700. La trama de esta ópera, “Achille in Sciro” plantea el dilema al que se enfrenta el hombre: entre el deseo de perseverar en su propio ser (dios inmortal) o dejarse llevar por las polis para ser ciudadano útil. En resumen, dejar atrás lo material y mirar cara a cara a la humanidad. Se viven tiempos épicos de invasiones que buscan nuevas tierras y Sciros, una isla abrupta, con acantilados inverosímiles y con la bruma marina que, a veces, empaña el ambiente, ha servido al escenario del Teatro Real para representar la ópera: “Achille in Sciro”. Argumento: Según el oráculo, Achille debe participar en la guerra de Troya y debe morir. Por eso, su madre, Tetis, para evitar destino tan trágico urde una estratagema para evitar que su hijo muera. La vida de su hijo le importa más que Troya. Para ello y para que el impulsivo joven no participe en la guerra y se evite tal desenlace, hace que se disfrace de mujer y se mezcle con las hijas del rey Licomedes, para lo que adoptará el nombre Pirra. Así, Achille disfrazado de mujer se mezcla en un mundo completamente desconocido para él, rodeado de jóvenes bellezas con las que jugará, cantará, retozará y participará de los juegos propios de su edad. Como no podía ser de otra manera y dado que el ardor juvenil es inevitable, Achille se entrega en cuerpo y alma a la nueva situación. Y en medio de esas circunstancias conocerá de cerca a la hija del rey, Deidamia, siempre rodeada de sus doncellas y se enamora perdidamente de ella. Los juegos eróticos han dado sus resultados. El amor entre Deidamia y Pirra (Achilles) no ha hecho más que crecer. Pero como era previsible, Deidamia ha sido destinada por su padre, el rey, para que contraiga esponsales con el joven Teagene, pero éste, a su vez, se ha enamorado de Pirra. Un triángulo irresoluble, muy lorquiano, que complica las relaciones. Mientras tanto, llega a la isla el poderoso Ulises que advertido de lo que ocurre decide rescatar a Achille porque éste es indispensable para salvar a Troya. Por ello hace lo imposible para que Achille se ponga al mando del ejército griego. A partir de ese momento Ulises, de gran brío guerrero, actúa para que la isla despierte y la situación adquiera carácter épico. En este marco bélico, la isla de Sciros, se prepara para el combate. El escenario del Teatro Real se nos muestra nebuloso en medio de inquietantes acantilados, por donde las grutas se abren y cierran a merced de la bravura de las olas. Pero todo ello no es inconveniente para que la belleza de las mujeres, ataviadas con primorosos trajes blancos, se desplacen de un rincón a otro, saltando y cantando hermosas canciones conformando coreografías bellísimas que nos recuerdan a las preciosistas historias de hadas infantiles. Se mueven, subiendo y bajando por el abrupto terreno, mientras agitan los brazos armoniosamente y se oyen sus privilegiadas voces. Los hombres, igualmente vestidos de blanco, comparten escenario al otro lado, portando estandartes y armas. También cantan y se desplazan por la isla en libertad. Como apunta Matabosch en su relato, en el Prado podemos observar un cuadro de Van Dyck que se refiere a este acontecimiento épico donde se ve a una “virtuosa” doncella que es Deidamia, embarazada, lo que nos hace pensar que aquellos juegos de jóvenes doncellas fueron algo más que juegos. Y todo esto transcurre mientras se celebran las solemnes fiestas de Baco. La suerte quiso que Ulises intuyera por casualidad la farsa que se había montado para disuadir a Achille de ir a la guerra. Por ello cuando Ulises comprueba el engaño propicia un encuentro con Achille pese a la celosa custodia de Deidamia y propone a Nearco que se aleje de allí, pero la princesa corre para impedirlo. Entonces es cuando a Achille se le presenta un grave problema pues ha de elegir entre Deidamia y Ulises, los cuales emplean las mejores de sus tácticas llenas de persuasión para atraerlo. Pero ante este dilema es el rey quien resuelve la situación. Al haber sido informado de todo el enredo, cede el solicitado héroe a las instancias de Ulises y al mismo tiempo concede la princesa a los ruegos de Achille. La bondad del rey va mucho más allá y aconseja a los jóvenes amantes que se apoyen y amen siempre incluso en los momentos de gran dificultad. Durante las tres horas y cinco minutos que dura la ópera, el público disfruta de la imagen de Achille, siempre disfrazado de mujer y actuando según las circunstancias que exige el guion. La música y los cantantes, extraordinarios, contribuyeron a que Achille in Sciro llenara de brillantez el teatro. Ópera en tres actos, libreto de Pietro Metastasio, director Musical Ivor Bolton, directora de escena, Mariame Clément, Escenografía Julia Hansen, dirección del coro, Andrés Máspero. Con una duración de tres horas cinco minutos. Han sido cinco representaciones, los días 17,19, 23 y 25 de febrero.

Thursday, July 28, 2022

TEATRO REAL- Última ópera de la temperada, HADRIAN, de Rufus Wainwright

Con la colaboración especial de la Mapplethorpe Foundation, el Teatro Real estrena Hadrian, emperador romano y relata el último día de su gobierno entre los años 117 y 138 de nuestra era. Se sabe que este emperador es más conocido por la construcción del muro que lleva su nombre en Britania y por los conflictos con Judea contra el monoteísmo. Sin embargo, se desconoce por completo su condición sexual como homosexual, su mayor legado, y mucho más en estos tiempos. Hadrian tuvo un gran amor, amor profundo, por otro hombre, Antinoo. En aquel tiempo las relaciones homosexuales eran comunes y aceptables lentre los nobles, pero siempre cuando fuera el placer por el placer entre un joven, esclavo queestaba sometido a su amo, el adulto. Antinoo era demasiado mayor para que esa relación fuera bien vista. Lo que más escandaloso era que Antinoo era tratado como un compañero, de igual a igua. Esto no estaba permitido. La pareja se había conocido en Grecia mientras el emperador conocía esta país. Estuvieron seis años juntos. Ambos se prometían una vida feliz en TIBUR, residencia de Hadrian pero, Antinoo murió repentinamente. Este sería, en síntesis, el arranque de la ópera. Consta de tres actos y el primero de ellos versa, precisamente, en la noche en que el emperador está muy enfermo pues la muerte de Antinoo lo ha sumido en una fuerte crisis. Esta rodeado de los más allegados que están ansiosos e impacientes para que Hadrian retome el mando. Hay una gran crisisy en Judea se gesta una rebelión. Llega para ayudar a Hadrian, Plotina, la emperatriz que ayudó a Hadrian a conseguir el trono. Le anima para que se ponga al mando dado que el monoteísmo avanza. Como Plotina es una deidad, promete a Hadrian que si deja a un lado todo lo que le aqueja y se repone, le proporcionará volver al pasado para que pase dos noches con Antinoo. Hadrian accede a tan atractivo trato. En el segundo acto se nos muestra el pasado en la Grecia que tan feliz hizo a la pareja. Rememoran una preciosa fiesta en Robigalia, que celebra la cosecha. Aquí es donde conoceremos a la esposa de Hadrian, Sabina, una sensible mujer, desengañada por la falta de atención de su esposo. Tamibién nos encontraremos con Turbo, amigo de la infancia de Hadrian. Plotina visita a todos ellos bajo la apariencia de Sibila que predice el futuro de Hadrian, pero Hadrian se deja llevar por la fiesta e ignora cualquier premonición indeseada. Termina el acto con la invitación de Adriano a Antinoo para que vuelva a él. El tercer acto. Están en Egipto y navegan por el Nilo. La pareja se envuelve en la misma pasión, que les convierte en almas gemelas. Han pasado los seis años y todos quieren volver a Roma. Antinoo es ya una presencia respetada por todos. Antinoo es un sabio que ofrece sabiduría, pero a Turbo le preocupa que Hadrian esté sometido y medatizado por Antinoo, porque no lucha para frenar la maquinaria que los militares de Roma consieran necesaria para consersvar el Imperio. Por eso Turbo media con Sabina un plan para que separe a los amantes. El último acto regresamos a la noche de la muerte de Hadrian. Se encuentra desolado al conocer toda la verdad. Reacciona y adopta una venganza que será la perdición, tanto del Imperio como de los deseos de Plotina. Envía tropas a Judea. Y obliga a Turbo a confesar el asesinato de Antinoo. Hadrian muere para convertirse en Dios.

Thursday, July 21, 2022

NABUCCO, DE VERDI, NUEVA ÒPERA EN EL TEATRO REAL

Una estructura semejando un muro o pared, oscilando en todo momento: a derecha, a izquierda, adelante, atrás; mostrando u ocultando a los esclavos que claman y claman; cantan como los ángeles durante el tiempo que dura la representación. Ese muro, simbolismo de tantas injusticias, tiene un tono verde mar, como se muestra el océano al atardecer. En conjunto, pareciera que el vestuario de los actores, cientos de esclavos en el escenario, se confundiera con ese tono oceánico. Sin embargo, la iluminación, magnífica, nos descubre los tonos de los vestidos de hombres y mujeres: ocres, amarronados, beiges; todo equilibrado, todo uniformado, para evitar que nadie destaque. Sólo pueden lucir el rey, la reina, y las pequeñas “meninas”, que lucen espectaculares vestidos pomposos, lujosos, en un tono metalizado que rompe el colorido general del resto. Una corona real tiene gran protagonismo. La música, los coros, las voces que suenan en el templo como una sinfonía constante de aves en el más recóndito paraíso, transporta al espectador a soñar. Me estoy refiriendo a la ópera Nabucco, de Giuseppe Verdi, que se representa estos días en el Teatro Real de Madrid. Esta obra trata de la conquista y expulsión de los judíos de Jerusalén por parte del rey de Babilonia (Nabucco). Zaccaria, Sumo Sacerdote, anuncia a los hebreos que no deben temer pues tienen secuestrada a la hija del Rey, Fenena. Ésta está enamorada de un judío llamado Ismaele, que es sobrino del rey de Jerusalén. Fenena e Ismaele se declaran su amor. Pero el rey Nabuco tiene su otra hija, Abigaill que también está enamorada de Ismaele. Al enterarse de este amor, Zacaria ataca a Fenena con un puñal, pero es detenido por Ismaele. Y vuelven la magia de los amores cruzados que dan tanto juego en cualquier representación y que suelen acabar en tragedia. Como la vida misma. Según apunta Joan Matabosch, hay que no obviar el tono mesiánico de la trama pues se hace clara referencia a unos versos del profeta Jeremías. Así se proyecta la sombra del profeta y de su interpretación sobre las desgracias de Israel. Tampoco se puede olvidar el sufrimiento de los hebreos que son como un castigo de Dios. Mientras Nabucco se ausenta de Babilonia, Fenena se convierte al judaísmo y reina, en su ausencia, Abigaille, la que descubre un documento donde se afirma que es hija bastarda de Nabucco y por tanto, esclava. Intenta arrebatarle el poder a Fenena y hace correr la noticia de que el rey ha muerto, pero éste aparece ante el alboroto de las gentes a las que se les exige que rindan honores como al nuevo dios. Los hechos se suceden: Nabucco enloquece y Abigaille reina con gran crueldad. En el gran templo de Baal, los sacerdotes presionan para que haga desaparecer a los judíos, pero ha de ser Nabucco el que selle la orden. Mientras los esclavos esperan el castigo, los judíos, a orillas del Eúfrates comienzan a entonar el canto “Va pensiero”. Aquí hay que respirar hondo y prestar atención al lamento que llega al auditorio desde el escenario. Coros y música se han fundido en perfecta simbiosis. El público se emociona y calla. El final se prolonga en medio del silencio como la brisa recorre el bosque. Los aplausos se oyen y las palmas duelen. El director de orquesta hace un gesto y grita el teatro. Vuelve a obsequiar con otro bis. Y se repite el “Va pensiero”. El coro de los esclavos llena el espacio. Abigaille, presa de remordimientos, ingiere un veneno que la llevará a la muerte. Pero antes de morir intercede para que su padre bendiga la boda de Fenena e Ismaele. Cabe destacar el papel de las dos niñas, como meninas velazqueñas, desplazándose por el escenario, asustadizas, huyendo ante la presencia del rey, ante la rotunda presencia de la reina. Un regalo para la vista. La ópera consta de cuatro actos, dos horas y treinta y cinco minutos de duración. Son 15 representaciones. Director musical: Nicola Luisotti Director de escena: Andreas Homoki Iluminación: Franck Evin Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real