Tuesday, January 10, 2017

PALACIO REAL DE MADRID: CARLOS III, Majestad y ornato

 Guitarrista y mujer joven, Lorenzo Tiepolo
Tipos populares, Lorenzo Tiepolo
 Vendedora de acerolas, Lorenzo Tiepolo
 Caarlos III Rey de España y de las Indias, Antón Raphael Mengs
 Cama mortuoria  y dosel de los reyes de España, sobre  damasco, bordado de hilo entorchado de plata.
Tapicería para la cama del Real Dormitorio



Si una imagen vale más que mil palabras, la profusión de imágenes que el espectador contempla en el Palacio Real  en  la exposición de  Carlos III, no encontrará palabras para definir tanto ornato, tanta magnificencia y tanta pompa y boato.  Pero de la visión de estas riquezas se podrán  extraer no pocas conclusiones sobre lo que significó el periodo de un reinado de casi treinta años. Un rey ilustrado, amante de de las obras públicas que alternó con la intervención de aspectos culturales y estéticos, siendo los entornos del monarca donde más abundaron tales actuaciones, como en la propia Corte y en los cuatro Reales Sitios.

Se conmemoran los 300 años del nacimiento de Carlos III, un rey que amaba el campo y la naturaleza sobre todas las cosas, " porque lo salvaban de la melancolía que había afectado a su padre  y a su hermanastro". Le gustaba el contacto con la naturaleza y le apasionaba la caza, una actividad muy frecuente entre los monarcas españoles y europeos. Esta vocación le obligaba a alejarse de Madrid el mayor tiempo posible. El resto lo pasaba en sus otros palacios donde pasaba cada estación del año. Por eso, todos ellos guardan el mismo boato y se conservan las numerosas obras de arte de las que hoy podemos contemplar en la magna exposición del Palacio Real.

Esta exposición  constituye una de las mayores aportaciones al patrimonio nacional. Las obras artísticas estaban pensadas tanto para fines funcionales como ornamentales y representativos. La magnificencia y suntuosidad, su cosmopolitismo, expresaban  no solo la majestad y el prestigio del rey sino la extensión y la riqueza de su vasta monarquía simbolizada en su persona.

Más de un centenar de obras  en las que se incluyen pinturas, esculturas, obras de arte decorativas, hermosos tapices, porcelanas, muebles o armas. Destaca el imponente retrato del monarca, de cuerpo entero, donde se aprecian todos los atributos de la realeza, obra de Mengs, uno de los más prestigiosos artistas de la época. Muy importantes también la fascinación que el monarca  sentía por el arte chino, por las manufacturas chinescas, ya fueran cortinas, tapices y forrados de paredes o porcelanas, todo pintado a mano siguiendo la técnica chinoiserie.

Carlos III  transformó el Palacio Real de Madrid y todos los Sitios Reales donde mantuvo el ritmo estacional de sus padres, pero éste promovió nuevas edificaciones para que todos los que seguían a la corte encontrasen acomodo. Esto le granjeó el respeto y el cariño de su pueblo.

Llama la atención el dormitorio del monarca, decorado al estilo neoclásico, obra de Mengs. Este fue el lugar donde muere el monarca y  donde se produjeron las más íntimas escenas familiares como  también donde se reunía con su jefe de servicio y con los más allegados para departir de forma distendida.

Grandeza y opulencia, pero también sensibilidad. Al monarca le gustaba conocer al pueblo y prueba de ello son las doce obras que encargó a uno de los hijos de Giambattista  Tiepolo. Este supo captar la psicología de los personajes, incluso su condición y estatus social a juzgar por la indumentaria. Cada personaje está abstraído, ensimismado, mirando a diferentes lugares aunque parezca que conversan. Son tipos del Madrid de la época, y las pinturas de una gran belleza estética. Este conjunto, al completo, no se exponía desde 1946.

Una visita indispensable para introducirnos en nuestra historia y en la historia de la Monarquía española.

La muestra se podrá ver hasta el 31 de marzo de 2017
www.patrimonionacional.es

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