Luís Quico ¡ Adiós amigo !

Recuerde el alma dormida,

avive el seso y despierte

contemplando cómo se pasa la vida,

cómo se viene la muerte

tan callando,

cuán presto se va el placer,

cómo, después de acordado,

da dolor;

cómo, a nuestro parecer,

cualquiera tiempo pasado

fue mejor. .......)

Jorge Manrique. (Fragmento de "Coplas por la muerte de su padre")


Hoy se nos ha ido nuestro amigo Luís Quico, ese amigo al que el tiempo pasado, siendo el mejor, quiso abandonarle por completo hasta dejarlo casi sin aliento. Así le vino la muerte a él, no tan callada, no tan discreta, no tan cauta, porque a Luís le acompaña la muerte desde hace tiempo.

Hoy, en el cementerio de San Atilano, aguardaban a Luís Quico sus amigos, aunque antes lo hacían ya, su hija Selina que se fue con apenas 18 años, unos años después su esposa Sari, la de la boca siempre naranja como pétalo a punto de estallar en primavera y su hijo Fernando que también tuvo prisa por correr en pos de madre y hermana. Todos, casi todos, se fueron a ese refugio sagrado, el refugio que el mismo Luís diseñó para morada postrera de sus seres más queridos.

A Luís, hoy, le hemos acompañado todos sus amigos y hemos acompañado a Mari Carmen, sobre todo, vela permanente e incombustible que emerge de las más terribles tempestades.

Hoy Mari Carmen ha tomado el timón del barco que un día hizo zarpar su padre, hoy ya navegante por el infinito inalcanzable. Esperamos que la luz que iluminó a su patrón en tantas travesías ilumine la que ahora, ya en solitario, inicia su aventajada discípula.

Descansa en paz amigo.

Para Mari Carmen con mucho cariño.