Sunday, November 13, 2005





El río siempre me guarda alguna sorpresa. Hoy volví a pasear sus márgenes y desde el Puente de Piedra vi que la Catedral se miraba orgullosa en sus aguas mientras algunas aves secaban sus alas, extendidas al aire. No lucía el sol.

Caminé despacio y me detuve unos momentos a contemplar al Duero y a imaginarlo, en su fín, allá en Oporto, de donde emerge el conjunto de puentes más bello del mundo.
Cerre los ojos y me dejé llevar en viaje imaginario hasta el lugar. Por suerte -porque me fascinó el recorrido- he llegado en dos ocasiones en barco, nunca por carretera. El Princesa do Douro fue mi medio de locomoción. Siempre imagino así a Oporto, contemplado desde el barco, la mirada en lo alto ante el impresionante abismo de la altura.

En Oporto vi muchos gatos, emergen de cualquier rincón. Esta mañana, al pasar junto a las piedras que limitan el río de la carretera de circunvalación, el maullido de un gato me detuvo. Estaba escondido entre las piedras. Le llamé, primero asomó su cabecita, después su pata. Se dejó acariciar.

4 Comments:

Blogger Choninha said...

Benvinda Concha! Adorei as fotografias, o gato é tal qual a minha gata Dharma! Beijo

7:32 AM  
Blogger Maria said...

Já de volta e ainda bem! ADorei a útima foto. Só a ver-se a cabeça do bichano.
Beijocas.

2:19 PM  
Blogger Logos said...

This comment has been removed by a blog administrator.

4:56 AM  
Blogger Logos said...

Bom dia.

De facto o Porto contem algo de mágico. Beber uma cerveza, num daqueles bares da ribeira a olhar o douro, numa tarde de sol de outono, faz-me sentir algo inexplicável.

bjos

4:57 AM  

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