Wednesday, November 06, 2013

"THE INDIAN QUEEN" O EL ARTE COMO DINAMIZADOR TURÍSTICO


Aunque la crisis se ceba con Europa y muy concretamente con España, el turismo es, como siempre, una fuente de ingresos inagotable ya que los turistas europeos e internacionales siguen confiando en España para pasar sus vacaciones. En un momento en que los economistas apuntan al exterior como motor de la recuperación económica, el turismo ha supuesto para España más de 32.000 millones de euros en exportaciones en lo que va de año.


Las comunidades más beneficiadas son las Islas Canarias y la Comunidad de Madrid, esta última con un abanico tan extenso de posibilidades que la hacen irresistible para el más exigente.

Madrid sigue teniendo ese embrujo atrayente a cualquier hora del día o de la noche, basta con recorrer sus calles más céntricas y observar lo que ocurre en derredor, basta con dejarse llevar, por ejemplo, desde la Plaza de la Ópera hasta Sol. En un espacio tan limitado nos toparemos, por ejemplo, con un tenor acompañado de un grupo de violinistas que interpretan a Vivaldi, Mozart o Wagner a los que rodean cientos de personas que escuchan extasiadas a estos espontáneos callejeros que merecerían tocar en cualquier afamado teatro de Madrid. Una joven solista, un poco más adelante interpreta a Albinoni, haciendo también que un nutrido grupo de viandantes la rodeen y aplaudan a rabiar.

La música callejera en Madrid se ha convertido en espectáculo que conmueve y que los madrileños respetan y disfrutan. Como sorprendentes se muestran esas figuras inmóviles, que emulan a Cleopatra, Don Quijote, o a una reina egipcia. Todos inertes hasta que una moneda cae al sombrero o a la manta destinada al efecto y la figura cambia de postura. El arte, por suerte, camina siempre al lado del pueblo, va por delante, incluso, de los que tendrían que velar por él.

Si París, hubo un tiempo, en que “valía una misa”, Madrid vale todas las misas del mundo porque de “Madrid al cielo” y no le faltaba razón al autor de la frase.

Además de los atractivos que ofrece la ciudad, tanto en lo arquitectónico, en lo artístico y social, como en el ambiente que se respira, Madrid ofrece espectáculos para todos los gustos y economías. La cultura en el arte es siempre un síntoma de apertura de crítica y concienciación que invita al espectador a reflexionar sobre los problemas que aquejan a la sociedad. Y son los creadores los que más inciden en ello adaptando a la actualidad obras de hace siglos porque la realidad nos dice que, desde que el mundo es mundo, las cosas y los hombres han cambiado poco y el arte, en cualquiera de sus manifestaciones nos lo recuerdan a cada momento. .

El Teatro Real de Madrid, estrena en estos días The Indian Queen, (1.695) semiópera en cinco actos y un prólogo con música de Henry Purcell que escribió el mismo año de su muerte a los 36 años. Terminó de escribir la ópera el propio hermano del autor y que nos recuerda al Réquiem de Mozart, tanta carga dramática respira en todo momento.

Es espectador, desde su butaca, se traslada a dos épocas antagónicas como son el mundo de los mayas y el proletariado de la antigua Rusia. Contribuye a ello la propia orquesta y el Coro, titulares de la Ópera de Perm y, por supuesto, la puesta en escena que alterna la visión de los paisajes de la Amazonía centroamericana, exuberante y esplendorosa, con personajes que se visten con las toscas ropas de la represión soviética. Aunque contradictorio, el espectador se hace pronto a estos cambios en el escenario.



The Indian Queen narra un acontecimiento exótico y ahistórico cuya geografía resulta imposible. Las guerras entre incas y aztecas y la llegada de Montezuma, personaje de indudable éxito porque luchó a favor de los incas, aunque después se pondría del lado de sus enemigos aztecas dado que el Rey le negó la mano de su hija Orazia de la que se había enamorado, captan de inmediato la atención del espectador. El propio Montezuma hace prisioneros al Inca y a su propia hija para más tarde ser cautivado porque se opuso a los mandatos de la Reina azteca Zempoalla que pretendía sacrificarlos a los dioses.



El sacrificio se pospone porque la reina Zempoalla se enamora de Montezuma pero para entonces el amor entre Orazia y Montezuma es un hecho que enerva a la Reina y retoma su deseo de venganza para sacrificarlos. El suicidio inesperado del Príncipe Acacis, hijo de Zempoalla que también ama a Orazia vuelve a interrumpir tan funestos planes.



Y así va transcurriendo la representación mientras nos permite descubrir algunos de los aspectos más atractivos del concepto sobre América y sus habitantes dentro de Inglaterra, país que durante más de tres siglos dominaron y compartieron con España el mundo atlántico.



Entre el público, muchos espectadores extranjeros comentaban lo mal parados que salíamos los españoles en esta representación de The Indian Queen, aunque a estas alturas a casi nadie se le ha pasado desapercibido lo mal que nos contaron la historia de España en relación con la Conquista de América y lo mucho que lo lamentamos.



La música de Henry Purcell y la Orquesta y los Coros de Perm, junto con los textos de la escritora Rosario Aguilar y la atractiva dirección de escena a cargo de Peter Sellars, hicieron de la velada algo memorable.



CONCHA PELAYO

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