Tuesday, January 31, 2017

PETER HUAR: A la velocidad de la vida

 Candy Darling on Her Deathbed
Susan Sontang


La Sala de Exposiciones de la Fundación Mapfre Casa Garriga-Nogues muestra del 27 de enero al 30 de abril  bellísimas fotografías de gran impacto visual. Una imagen, sin ninguna duda, vale más que mil palabras. No se la pierdan.

Sunday, January 29, 2017

BILLY BUDD, de Benjamin Britten, en el Teatro Real




Benjamin Britten escribe esta ópera inspirándose en el relato póstumo e inconcluso Billy Budd, Sailor de Herman Neville, autor de Moby Dick, donde los temas del mar y todo lo que conlleva,  junto a la ética y la moral, la belleza juvenil, la homosexualidad y el permanente debate entre el bien y el mal, serán los aspectos que más atraen al autor. El libreto, del que  se pueden extraer no pocas escenas cinematográficas, está cargado de literatura operística lo que lo convierte en un libreto perfecto.  Hay que tener en cuenta  que Britten tenía una gran amistad con  grandes literatos de la época como Morgan Foster y el director teatral Eric Crozier quienes le ayudaron en el proyecto.

La historia de esta ópera nos hace recordar al Holandés Errante: El mar, la navegación, la tripulación, el drama. Aquí también hay un navío en el que se embarca Billy Budd, un atractivo joven que pone en jaque a toda la tripulación incluidos los mandos. El joven despierta sentimientos contradictorios en un grupo humano que vive en mundo sórdido y desconocido para él y en este mundo surgirá el conflicto en el que interfieren los tres personajes implicados:  el propio Billy Bud que no saldrá bien parado, el capitán Vere y el pérfido maestro de armas John Claggart. En medio de ese microcosmos se desencadenará una perversa maquinación donde el odio y la injusticia serán los que venzan.

Este buque, convertido en un infierno, es utilizado por Britten de manera magistral ya que convierte a la orquesta en un grupo de cámara para buscar la sonoridad más apropiada en todo momento, en detrimento de la intervención de la orquesta que en esta ocasión  incluye arpa, clarinetes bajos, contrafagot, saxofón, un nutrido grupo de metales y muchos y variados instrumentos de percusión (seis intérpretes). Una vez más el compositor recurre a los interludios orquestales, que adquieren especial transcendencia cuando la música llega donde no alcanzan las palabras.

Billy Budd, se estrenó por primera vez en diciembre de 1.951 en el Covent Garden, con dirección musical del compositor.  Pese al éxito del estreno, la ópera tuvo un corto recorrido hasta la presentación, en 1964, también en el Covent Garden, de una nueva versión revisada, en dos actos, registrada en disco en 1967 bajo la batuta de Benjamin Britten.  Será ésta la versión de la partitura que el Teatro Real desvelará, finalmente, al público de Madrid.
Esta nueva producción del Teatro Real se representará entre los días 31 de enero y 28 de febrero. Se ofrecerán 10 funciones.
En torno a esta representación habrá también un concierto el día 10 de febrero, a las 20.00 horas en la Fundación Albéniz a cargo de Feliciy Palmer, mezzosoprano y de Simon Lepper, piano.









Sunday, January 15, 2017

MUSEO NACIONAL DEL PRADO “META PINTURA, un viaje a la idea del arte”








“Meta Pintura, Un viaje a la idea del arte” es el lema que el Museo del Prado da a la muestra que en estos días intenta familiarizar al público con obras que ya figuran en el imaginario colectivo. Obras únicas y magníficas que a lo largo de los  años hemos ido conociendo, familiarizándonos con ellas desde nuestra infancia. Así, cuando hacemos referencia a estas obras, es inevitable evocar a sus autores. En nuestra memoria  los maestros Velázquez, Goya, Rubens, Murillo, Durero, etcétera. Y de estos nombres surgirán “Las Meninas” “Los girasoles", “El Rapto de Europa”, “Autorretrato” y así hasta empapar nuestra memoria de las grandes obras maestras de la pintura.

Existe un tiempo en el que hemos convivido con estas imágenes y con estos inolvidables autores, un tiempo que ciframos desde las Edad Media hasta iniciarse la Edad Contemporánea, momento en que se verbaliza  el arte como concepto y como se entiendie momo tal.

Esta magna exposición se nutre de las propias obras del museo y de una veintena de obras, préstamos de otras instituciones. Podría decirse que, tanto las Colecciones Reales como la pintura española son los dos pilares donde se fundamenta la exposición.

Este tipo de obras se caracterizan por dos razones fundamentales: por un lado reflejan el mundo exterior que rodeaba a los artistas y por otro, porque son un espejo donde los autores reflejan su rostro o situaciones con la propia realidad. Resulta asombroso, cómo a lo largo de los siglos se observa la comunicación que ha habido entre el artista y el público para obtener ese reconocimiento que supone hoy el arte contemplado empíricamente.

Si nos remontamos a los orígenes del arte, y para explicarnos los inicios del mismo en el Prado, tendríamos que detenernos en Grecia de donde  parten los relatos y las leyendas mitológicas, a través de los cuales  se pudo explicar el impulso que en 1819  supuso para  la creación del Museo del Prado.

Nos llamará la atención el punto en el que Don Quijote y Las Meninas nos advierten de que ambas creaciones hacen referencia al Siglo de Oro, dos hitos de la pintura y la literatura europeas. Y es que cuando no basta el arte, las imágenes, nos imbuimos con la presencia de contenidos extraartísticos, con imágenes a las que se les atribuye poderes mágicos y religiosos. Así, en esta sección se plantea el ilusionismo o el afán de confundir la pintura con la realidad.

Una segunda interpretación, otra fase de la exposición, se puede interpretar como que el concepto de arte está ligado a la historia y tradición y a la noción del artista o a su personalidad creadora. Por ejemplo, en el Autorretrato de Tiziano, se inicia con varios homenajes a este maestro para culminar con Las Hilanderas, lugar de encuentro entre Tiziano, Rubens y Velázquez. Aquí, el espectador puede dejar volar su imaginación y visualizar los encuentros que estos artistas pudieron tener, incluso imaginar sus relaciones y estilos de vida.

Hay un siguiente espacio dedicado al "rostro del arte" donde se muestran retratos o autorretratos a través de los cuales podemos apreciar como eran los artistas y como querían ser percibidos para la posteridad. Una vez más el espectador se topará con esos lugares de aprendizaje y creación así como  los lugares donde iban a ser destinadas las obras.

Y para terminar, las últimas secciones provocan la reflexión sobre arte y artista que se dio en España durante la Ilustración. Con Jovellanos y Goya se articula la primera historia moderna de la pintura española y se ponen en cuestión los usos relacionados con las imágenes.

Sin duda, esta muestra resulta de una intensa actividad introspectiva donde tanto la obra como el entorno del creador que la elabora tienen un importante significado. Así, las artes nos muestran también las emociones y sentimientos que provocan el amor, la muerte o la fama.



La muestra podrá verse en el Museo Nacional del Prado hasta el 19-02-2017





Tuesday, January 10, 2017

PALACIO REAL DE MADRID: CARLOS III, Majestad y ornato

 Guitarrista y mujer joven, Lorenzo Tiepolo
Tipos populares, Lorenzo Tiepolo
 Vendedora de acerolas, Lorenzo Tiepolo
 Caarlos III Rey de España y de las Indias, Antón Raphael Mengs
 Cama mortuoria  y dosel de los reyes de España, sobre  damasco, bordado de hilo entorchado de plata.
Tapicería para la cama del Real Dormitorio



Si una imagen vale más que mil palabras, la profusión de imágenes que el espectador contempla en el Palacio Real  en  la exposición de  Carlos III, no encontrará palabras para definir tanto ornato, tanta magnificencia y tanta pompa y boato.  Pero de la visión de estas riquezas se podrán  extraer no pocas conclusiones sobre lo que significó el periodo de un reinado de casi treinta años. Un rey ilustrado, amante de de las obras públicas que alternó con la intervención de aspectos culturales y estéticos, siendo los entornos del monarca donde más abundaron tales actuaciones, como en la propia Corte y en los cuatro Reales Sitios.

Se conmemoran los 300 años del nacimiento de Carlos III, un rey que amaba el campo y la naturaleza sobre todas las cosas, " porque lo salvaban de la melancolía que había afectado a su padre  y a su hermanastro". Le gustaba el contacto con la naturaleza y le apasionaba la caza, una actividad muy frecuente entre los monarcas españoles y europeos. Esta vocación le obligaba a alejarse de Madrid el mayor tiempo posible. El resto lo pasaba en sus otros palacios donde pasaba cada estación del año. Por eso, todos ellos guardan el mismo boato y se conservan las numerosas obras de arte de las que hoy podemos contemplar en la magna exposición del Palacio Real.

Esta exposición  constituye una de las mayores aportaciones al patrimonio nacional. Las obras artísticas estaban pensadas tanto para fines funcionales como ornamentales y representativos. La magnificencia y suntuosidad, su cosmopolitismo, expresaban  no solo la majestad y el prestigio del rey sino la extensión y la riqueza de su vasta monarquía simbolizada en su persona.

Más de un centenar de obras  en las que se incluyen pinturas, esculturas, obras de arte decorativas, hermosos tapices, porcelanas, muebles o armas. Destaca el imponente retrato del monarca, de cuerpo entero, donde se aprecian todos los atributos de la realeza, obra de Mengs, uno de los más prestigiosos artistas de la época. Muy importantes también la fascinación que el monarca  sentía por el arte chino, por las manufacturas chinescas, ya fueran cortinas, tapices y forrados de paredes o porcelanas, todo pintado a mano siguiendo la técnica chinoiserie.

Carlos III  transformó el Palacio Real de Madrid y todos los Sitios Reales donde mantuvo el ritmo estacional de sus padres, pero éste promovió nuevas edificaciones para que todos los que seguían a la corte encontrasen acomodo. Esto le granjeó el respeto y el cariño de su pueblo.

Llama la atención el dormitorio del monarca, decorado al estilo neoclásico, obra de Mengs. Este fue el lugar donde muere el monarca y  donde se produjeron las más íntimas escenas familiares como  también donde se reunía con su jefe de servicio y con los más allegados para departir de forma distendida.

Grandeza y opulencia, pero también sensibilidad. Al monarca le gustaba conocer al pueblo y prueba de ello son las doce obras que encargó a uno de los hijos de Giambattista  Tiepolo. Este supo captar la psicología de los personajes, incluso su condición y estatus social a juzgar por la indumentaria. Cada personaje está abstraído, ensimismado, mirando a diferentes lugares aunque parezca que conversan. Son tipos del Madrid de la época, y las pinturas de una gran belleza estética. Este conjunto, al completo, no se exponía desde 1946.

Una visita indispensable para introducirnos en nuestra historia y en la historia de la Monarquía española.

La muestra se podrá ver hasta el 31 de marzo de 2017
www.patrimonionacional.es