Tuesday, January 31, 2017
Sunday, January 29, 2017
BILLY BUDD, de Benjamin Britten, en el Teatro Real
Benjamin Britten escribe esta ópera inspirándose en el relato póstumo e inconcluso Billy Budd, Sailor, de Herman Neville, autor de Moby Dick, donde los temas del mar y todo lo que conlleva, junto a la ética y la moral, la belleza juvenil, la homosexualidad y el permanente debate entre el bien y el mal, serán los aspectos que más atraen al autor. El libreto, del que se pueden extraer no pocas escenas cinematográficas, está cargado de literatura operística lo que lo convierte en un libreto perfecto. Hay que tener en cuenta que Britten tenía una gran amistad con grandes literatos de la época como Morgan Foster y el director teatral Eric Crozier quienes le ayudaron en el proyecto.
La historia de esta ópera nos hace recordar al Holandés Errante: El mar, la navegación, la tripulación, el drama. Aquí también hay un navío en el que se embarca Billy Budd, un atractivo joven que pone en jaque a toda la tripulación incluidos los mandos. El joven despierta sentimientos contradictorios en un grupo humano que vive en mundo sórdido y desconocido para él y en este mundo surgirá el conflicto en el que interfieren los tres personajes implicados: el propio Billy Bud que no saldrá bien parado, el capitán Vere y el pérfido maestro de armas John Claggart. En medio de ese microcosmos se desencadenará una perversa maquinación donde el odio y la injusticia serán los que venzan.
Este buque, convertido en un infierno, es utilizado por Britten de manera magistral ya que convierte a la orquesta en un grupo de cámara para buscar la sonoridad más apropiada en todo momento, en detrimento de la intervención de la orquesta que en esta ocasión incluye arpa, clarinetes bajos, contrafagot, saxofón, un nutrido grupo de metales y muchos y variados instrumentos de percusión (seis intérpretes). Una vez más el compositor recurre a los interludios orquestales, que adquieren especial transcendencia cuando la música llega donde no alcanzan las palabras.
Billy Budd, se estrenó por primera vez en diciembre de 1.951 en el Covent Garden, con dirección musical del compositor. Pese al éxito del estreno, la ópera tuvo un corto recorrido hasta la presentación, en 1964, también en el Covent Garden, de una nueva versión revisada, en dos actos, registrada en disco en 1967 bajo la batuta de Benjamin Britten. Será ésta la versión de la partitura que el Teatro Real desvelará, finalmente, al público de Madrid.
Esta nueva producción del Teatro Real se representará entre los días 31 de enero y 28 de febrero. Se ofrecerán 10 funciones.
En torno a esta representación habrá también un concierto el día 10 de febrero, a las 20.00 horas en la Fundación Albéniz a cargo de Feliciy Palmer, mezzosoprano y de Simon Lepper, piano.
Sunday, January 15, 2017
MUSEO NACIONAL DEL PRADO “META PINTURA, un viaje a la idea del arte”
“Meta
Pintura, Un viaje a la idea del arte” es el lema que el Museo del Prado da a la muestra que en estos días intenta familiarizar al público con obras que ya figuran en el imaginario colectivo. Obras únicas y magníficas que a lo largo de los años hemos ido conociendo, familiarizándonos con ellas desde nuestra infancia. Así, cuando hacemos referencia a estas obras, es inevitable evocar a sus autores. En nuestra memoria los maestros Velázquez, Goya,
Rubens, Murillo, Durero, etcétera. Y de estos nombres surgirán “Las Meninas”
“Los girasoles", “El Rapto de Europa”, “Autorretrato” y así hasta empapar nuestra memoria de las grandes obras maestras de la pintura.
Existe un tiempo en el que hemos convivido con estas imágenes y con estos
inolvidables autores, un tiempo que ciframos desde las Edad Media hasta iniciarse la Edad Contemporánea, momento en que se verbaliza el arte como concepto y como se entiendie momo tal.
Esta magna exposición se nutre de las propias obras
del museo y de una veintena de obras, préstamos de otras instituciones. Podría
decirse que, tanto las Colecciones Reales como la pintura española son los dos
pilares donde se fundamenta la exposición.
Este tipo de obras se caracterizan por dos razones fundamentales:
por un lado reflejan el mundo exterior que rodeaba a los artistas y por otro,
porque son un espejo donde los autores reflejan su rostro o situaciones con la
propia realidad. Resulta asombroso, cómo a lo largo de los siglos se observa la
comunicación que ha habido entre el artista y el público para obtener ese
reconocimiento que supone hoy el arte contemplado empíricamente.
Si nos remontamos a los orígenes del arte, y para
explicarnos los inicios del mismo en el Prado, tendríamos que detenernos en Grecia de donde parten los relatos y las leyendas mitológicas, a través de los cuales se pudo explicar el impulso que en 1819
supuso para la creación del Museo
del Prado.
Nos llamará la atención el punto en el que Don
Quijote y Las Meninas nos advierten de que ambas creaciones hacen referencia al Siglo de
Oro, dos hitos de la pintura y la literatura europeas. Y es que cuando no basta
el arte, las imágenes, nos imbuimos con la presencia de contenidos
extraartísticos, con imágenes a las que se les atribuye poderes mágicos y religiosos. Así, en esta sección se plantea el ilusionismo o el afán de
confundir la pintura con la realidad.
Una segunda interpretación, otra fase de la
exposición, se puede interpretar como que el concepto de arte está ligado a la
historia y tradición y a la noción del artista o a su personalidad creadora. Por
ejemplo, en el Autorretrato de Tiziano, se inicia con varios homenajes a este
maestro para culminar con Las Hilanderas, lugar de encuentro entre Tiziano,
Rubens y Velázquez. Aquí, el espectador puede dejar volar su imaginación y visualizar
los encuentros que estos artistas pudieron tener, incluso imaginar sus relaciones y
estilos de vida.
Hay un siguiente espacio dedicado al "rostro del
arte" donde se muestran retratos o autorretratos a través de los cuales podemos
apreciar como eran los artistas y como querían ser percibidos para la
posteridad. Una vez más el espectador se topará con esos lugares de aprendizaje
y creación así como los lugares donde iban a ser destinadas las obras.
Y para terminar, las últimas secciones provocan la
reflexión sobre arte y artista que se dio en España durante la Ilustración.
Con Jovellanos y Goya se articula la primera historia moderna de la pintura
española y se ponen en cuestión los usos relacionados con las imágenes.
Sin duda, esta muestra resulta de una intensa
actividad introspectiva donde tanto la obra como el entorno del creador que la
elabora tienen un importante significado. Así, las artes nos muestran también
las emociones y sentimientos que provocan el amor, la muerte o la fama.
La muestra podrá verse
en el Museo Nacional del Prado hasta el 19-02-2017
Tuesday, January 10, 2017
PALACIO REAL DE MADRID: CARLOS III, Majestad y ornato
Guitarrista y mujer joven, Lorenzo Tiepolo
Tipos populares, Lorenzo Tiepolo
Vendedora de acerolas, Lorenzo Tiepolo
Caarlos III Rey de España y de las Indias, Antón Raphael Mengs
Cama mortuoria y dosel de los reyes de España, sobre damasco, bordado de hilo entorchado de plata.
Tapicería para la cama del Real Dormitorio
Si una imagen vale más que mil palabras, la profusión de imágenes que el espectador contempla en el Palacio Real en la exposición de Carlos III, no encontrará palabras para definir tanto ornato, tanta magnificencia y tanta pompa y boato. Pero de la visión de estas riquezas se podrán extraer no pocas conclusiones sobre lo que significó el periodo de un reinado de casi treinta años. Un rey ilustrado, amante de de las obras públicas que alternó con la intervención de aspectos culturales y estéticos, siendo los entornos del monarca donde más abundaron tales actuaciones, como en la propia Corte y en los cuatro Reales Sitios.
Se conmemoran los 300 años del nacimiento de Carlos III, un rey que amaba el campo y la naturaleza sobre todas las cosas, " porque lo salvaban de la melancolía que había afectado a su padre y a su hermanastro". Le gustaba el contacto con la naturaleza y le apasionaba la caza, una actividad muy frecuente entre los monarcas españoles y europeos. Esta vocación le obligaba a alejarse de Madrid el mayor tiempo posible. El resto lo pasaba en sus otros palacios donde pasaba cada estación del año. Por eso, todos ellos guardan el mismo boato y se conservan las numerosas obras de arte de las que hoy podemos contemplar en la magna exposición del Palacio Real.
Esta exposición constituye una de las mayores aportaciones al patrimonio nacional. Las obras artísticas estaban pensadas tanto para fines funcionales como ornamentales y representativos. La magnificencia y suntuosidad, su cosmopolitismo, expresaban no solo la majestad y el prestigio del rey sino la extensión y la riqueza de su vasta monarquía simbolizada en su persona.
Más de un centenar de obras en las que se incluyen pinturas, esculturas, obras de arte decorativas, hermosos tapices, porcelanas, muebles o armas. Destaca el imponente retrato del monarca, de cuerpo entero, donde se aprecian todos los atributos de la realeza, obra de Mengs, uno de los más prestigiosos artistas de la época. Muy importantes también la fascinación que el monarca sentía por el arte chino, por las manufacturas chinescas, ya fueran cortinas, tapices y forrados de paredes o porcelanas, todo pintado a mano siguiendo la técnica chinoiserie.
Carlos III transformó el Palacio Real de Madrid y todos los Sitios Reales donde mantuvo el ritmo estacional de sus padres, pero éste promovió nuevas edificaciones para que todos los que seguían a la corte encontrasen acomodo. Esto le granjeó el respeto y el cariño de su pueblo.
Llama la atención el dormitorio del monarca, decorado al estilo neoclásico, obra de Mengs. Este fue el lugar donde muere el monarca y donde se produjeron las más íntimas escenas familiares como también donde se reunía con su jefe de servicio y con los más allegados para departir de forma distendida.
Grandeza y opulencia, pero también sensibilidad. Al monarca le gustaba conocer al pueblo y prueba de ello son las doce obras que encargó a uno de los hijos de Giambattista Tiepolo. Este supo captar la psicología de los personajes, incluso su condición y estatus social a juzgar por la indumentaria. Cada personaje está abstraído, ensimismado, mirando a diferentes lugares aunque parezca que conversan. Son tipos del Madrid de la época, y las pinturas de una gran belleza estética. Este conjunto, al completo, no se exponía desde 1946.
Una visita indispensable para introducirnos en nuestra historia y en la historia de la Monarquía española.
La muestra se podrá ver hasta el 31 de marzo de 2017
www.patrimonionacional.es